jueves, 20 de noviembre de 2008

LIBERTAD

EL PERRO Y EL ZORRO

Un lobo flaco y hambriento encontró en un camino a un perro que estaba gordo y bien cuidado.

- "Dime -le dijo-, ¿en qué consiste que siendo yo más fuerte y valiente que tú, no encuentro qué comer y casi me muero de hambre?"
- "Consiste -contestó el perro-, en que sirvo a un amo que me cuida mucho, me da pan sin pedírselo, me guarda los huesos y mendrugos que sobran de las comidas, y no tengo más obligación que custodiar la casa".
- "Mucha felicidad es ésta" -contestó el lobo, envidiándole su suerte.
- "Pues mira -replicó el perro-, si tú quieres, puedes disfrutar del mismo destino, viniendo a servir a mi amo y defendiendo la casa de ladrones por la noche".
- "Convengo en ello -dijo el lobo-, porque más cuenta me tiene vivir bajo techado y hartarme de comida, sin tener nada que hacer, que no andar por las selvas con lluvias y nieves. Pero oye -añadió mientras iban andando- reparo en que llevas pelado el cuello ¿en qué consiste esto?"
- "No es nada-repuso el perro- sólo para que no salga de casa en el día, me atan con una cadena, para que de noche esté velando y entonces ando por donde se me antoja".
- "Bien -dijo el lobo-, pero si quieres salir de casa ¿te dan licencia?".
- "Eso no" -respondió el perro.
- "Pues, si no eres libre -replicó el lobo- disfruta enhorabuena de esos bienes que tanto ponderas, que yo no los quiero, si para disfrutarlos he de sacrificar mi libertad".
El pobre libre es más feliz que el rico esclavo, porque la libertad es tan estimable como la vida y vale más que todas las riquezas del mundo.

Jean de La Fontaine.



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